3-2-2020

 

 

El Director – Secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo,

de David Jimenez

 

NOTA DE LEITURA

 

David Jimenez é o autor de “El Director – Secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo” livro que descreve a sua experiência como Director do jornal durante exactamente um ano, de Maio de 2015 a Maio de 2016. O livro está muito bem escrito e lê-se com muito agrado. O autor narra factos reais, porém nunca utiliza os nomes verdadeiros dos personagens (ou muito raramente em casos pontuais de amigos seus), usando pseudónimos que aparentemente são fáceis de descobrir, como se vê em várias páginas da Internet:

  

El Señorito - Francisco Rosell

Rasputín - Joaquín Mansó

La Digna - Lucía Méndez

El Dos - Agustín Pery

El Secretario - Aurelio Fernández

Money - Carlos Segovia

Richard Gere - Iñaki Gil

El Poeta - Antonio Lucas

Silicon Valley - Javier Cabrerizo

La Favorita - Emilia Landaluce

Woodward - Esteban Urrieztieta

Asuntos Internos - Fernando Lázaro

El Italiano - Giampaolo Zambeletti

Starky y Hutch - Quico Alsedo y Pablo Herraiz

El Cardenal - Antonio Fernández-Galiano.

El Artista, - Rodrigo Sanchez

El Viti – Vicente Ruiz

El Reportero – Pedro Simón

El Callado – Francisco Pascual

El Sindicalista - ?

La Malaúva - ?

 

A pessoa mais citada é El Cardenal, o Administrador a quem o Director reportava. Por sua vez, a Administração presidida por El Cardenal dependia da firma italiana que era proprietária do jornal. Quando negociou a indemnização de despedimento que aceitou (mas não refere o montante) prometeu respeitar a “liberdade de expressão constitucionalmente reconhecida”, onde se compreende um texto com personagens de nome inventado, embora coincidindo casualmente com factos reais.

Quando foi convidado para Director do jornal por El Cardenal, tinha 44 anos, pois nasceu em 1971. Nos 20 anos anteriores estivera ausente da Europa, como correspondente do jornal em países da Ásia. El Cardenal poderá ter pensado que David Jimenes seria um subordinado flexível.

No início do livro refere que El Cardenal ao convidá-lo para dirigir o jornal lhe dissera: “Tienes mi palabra de honor – dijo – La empresa te dará el apoyo, los medios y el tiempo necesarios para sacar adelante tu proyecto.” E comenta: “No iba a recibir ninguna de esas tres cosas (…)

O livro lê-se com muito agrado e atira unas flechas certeiras a muitos políticos que se revelaram desonestos.

   

NOTAS: O que é um ERE

 

Un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) es el procedimiento al que debe someterse toda empresa para realizar un despido colectivo, según la legislación española. Dicho proceso se caracteriza por un proceso de negociación entre la empresa y los representantes de los trabajadores que será previo a la decisión empresarial final.

Cuando una empresa quiere reducir considerablemente su plantilla necesita autorización por parte de la Autoridad laboral. Mediante la aprobación de este procedimiento de despido colectivo, la empresa consigue la autorización necesaria para extinguir las relaciones laborales con sus trabajadores.


IBEX – Indice global das  Bolsas de Espanha


Quem desejar aprofundar a questão pode ler este texto de Fernandez-Galiano.

 

       20.04.2019

      Cronicaglobal

      Xavier Salvador

'El director', el libro del periodista que descubrió la sopa de ajo


David Jiménez publica una obra sobre su fugaz paso por la dirección de 'El Mundo' con una mirada anecdótica hacia la profesión y una discreta reflexión sobre las empresas de comunicación

 

No hay un solo profesional del periodismo en España que no hable en las últimas semanas del libro de moda en el oficio. El director. Secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector del mundo (Libros del KO, 2019) es la obra que sin pretenderlo reabre el debate sobre el proceloso mundo de los grandes diarios en España, la transformación o supervivencia de una industria de la comunicación que vive unos de sus más dramáticos momentos en la historia contemporánea de la prensa.

David Jiménez García (Barcelona, 1971) fue un director breve. Sustituyó a Casimiro García Abadillo, que a su vez había relevado al fundador Pedro J. Ramírez. Firmó 366 portadas. Su aportación al periodismo en un convulso momento de la política y la economía española fue tan escasa como insignificante. Sin embargo, el libro que firma incorpora tanto de revancha contra su empresa y sus excompañeros como un ajuste de cuentas, de manera prioritaria, con Antonio Fernández Galiano, presidente del grupo Unidad Editorial, a quien apoda El Cardenal y retrata como un conspirador de bajo nivel y altas pretensiones a quien le invade una especie de oscura aureola vaticana de perversas intenciones.

    Corresponsal inexperto convertido en director

Jiménez emplea un tono de falsa humildad. Reconoce errores durante su gestión que son evidentes, pero esconde durante todo el relato la mayor: su manifiesta incapacidad para motivar una redacción afectada por los acontecimientos empresariales y una nula habilidad para conducir su empresa hacia un territorio de modernización y equilibrio interno que permitiera dar paso a la transformación del popular rotativo hacia los nuevos tiempos.

Jiménez había sido hasta su nombramiento (abril de 2015-mayo 2016) un periodista con escasa experiencia en una redacción. Vivía, en cierta medida, en la burbuja profesional del corresponsal que vegeta alejado del núcleo decisorio del medio y que subsiste apresado por el síndrome de Estocolmo con el territorio al que da cobertura o los acontecimientos de los que debe informar. Evelyn Waugh retrató a finales de los años 30 del siglo pasado esa sensación en Noticia bomba (Anagrama), una recomendable novela que describe a la perfección como los corresponsales acababan recluidos en un hotel del país en conflicto y pactan las crónicas, falsean informaciones o practican todo tipo de triquiñuelas para alimentar a los periódicos en los que trabajaban. Un corporativismo que, aún hoy, sigue presente en no pocas actuaciones del cuarto poder.

    Un grumete al frente de un trasatlántico

El Breve tiende a separarse de esa mala praxis corporativa, pero no lo hace desde una reflexión conceptual sino desde una condición que embadurna todo el texto de su obra: un exacerbado individualismo, que supura desde el estilo de escritura, todo en primera persona, hasta las constantes idas y venidas a su endogámica visión de lo acontecido. Ese egocentrismo que rezuma El director es la explicación misma de su fracaso al frente del medio, aunque aparezca revestido de una defensa numantina de principios y libertades. Al menos así lo podemos interpretar quienes hemos pasado más de tres décadas en redacciones periodísticas ocupando todos los empleos habidos, desde el imberbe soldado voluntario, pasando por el cabo furriel de las noticias, hasta el generalato. No hay éxito sin trabajo en equipo, que siempre resulta ser la suma de individualidades bien lideradas.

Como un sorprendido grumete, el periodista narra su aterrizaje como capitán en el puente de mando de un trasatlántico sin los conocimientos ni la experiencia suficiente. Esa es su coartada para destrozar desde un infantil romanticismo profesional todo lo que descubre en el cargo. En algún momento de la obra atisba --no insiste, porque se quiere a raudales en todo su texto-- que Fernández Galiano se equivocó con su designación como director.

   ‘El cardenal’, un conspirador al uso en las empresas

Fernández Galiano quizá erró con el nombramiento de Jiménez, es cierto. Porque el ejecutivo representante de los accionistas italianos en España --un hombre al que le une una especial amistad con otro buen conspirador catalán, el socialista José Zaragoza-- pudo pensar que un chico joven, formado en el extranjero, con una visión global del mundo de la comunicación, con todos esos activos profesionales impactantes para un head hunter podía resultar capaz de poner orden en un grupo periodístico aquejado por todos los males del anacronismo digital y de la falta de un patrón español, que se ocupara de su crecimiento y transformación. Un perfil que se distinguiera de sus dos antecesores para demostrar a los accionistas y al mercado que era posible sustituir con éxito con un ternerito a una vaca sagrada. El error aún lo paga caro en cualquier caso el ejecutivo al que Jiménez mata diferentes veces en su libro con la mera descripción demoledora de su escaso talento, lubricado carácter y servil desempeño. A la sazón, y visto sin la pasión del escritor, El Cardenal sería un tipo normal en una biografía empresarial, donde los codos y la ambición son tan frecuentes como resultan reprobados en El director por un inocente Jiménez.

Fragmento de la obra 'El director', de David Jiménez, exdirector de 'El Mundo'

Quienes hemos vivido, conocido y construido las empresas periodísticas desde su interior sabemos con certeza que no existe gran diferencia entre un grupo de comunicación y su equivalente en el mundo de la industria, los despachos profesionales o el comercio. Sorprende en consecuencia el asombro que muestra David Jiménez al encarar con falsos apriorismos una organización compleja, con trayectoria e historia para tener en su seno recursos humanos conservadores y otros más dispuestos a jugarse el puesto en el avance de su carrera y la de su empresa.

   ¿Diferente a EEUU?

Jamás Steve Jobs habría logrado hacer de Apple el monstruo tecnológico que desbancó a Microsoft con una visión buenista del interior de las empresas y atrincherada en una falsa ética. Jamás habrían nacido gigantes como Mercadona si Juan Roig no la condujera con mano de hierro. ¿Acaso piensa Jiménez que, en su idílico mundo, casi paradisiaco acomodo del periodismo de corresponsal, General Electric, o IBM, o las petroleras, o las farmacéuticas, ¿no presionan al Wall Street Journal? ¿Piensa el autor de la obra en cuestión que la CNN o el The New York Times no reciben presiones de la Casa Blanca?

El director muestra que la dirección periodística es un arte, no una carrera profesional. Lo demostraron sus antecesores en el cargo, en especial el fundador de ese decaído producto, Pedro J. Ramírez, pero también desde otras perspectivas profesionales gente de la valía profesional de Juan Luis Cebrián, Luis Maria Anson, Joan Tapia o Antonio Franco, todos ellos coetáneos del estallido de la prensa democrática en España y todos ellos periodistas que supieron en su calidad de líderes lograr los equilibrios suficientes y necesarios para edificar una prensa libre, aquella que fiscaliza los poderes, garantiza la supervivencia de las empresas que dirigen y de los empleos que crean, con el avance de la democracia en España.

    El periodismo será digital o no será

Cabe, si acaso, una cercanía con el autor del libro. Su visión de que El Mundo será digital o no será. Sin duda esa era una filosofía que sólo recalcitrantes profesionales podrían poner en cuestión como método para preservar sus canonjías. Digital y sostenible empresarialmente, algo que parecía importarle un pimiento a quien fue su máximo responsable editorial durante un año. Criticar el espíritu de lo que llama “los acuerdos” con las empresas o la colaboración con el mundo económico y político es vivir ajeno a una realidad que resulta indiscutible desde que los lectores han dejado de ser los propietarios de los medios por la caída, gratuidad y diversificación de las audiencias y, como mucho, aspiran a ser sujetos pasivos de sus informaciones. Analizar la situación actual desde los privilegios de la anterior etapa es tan desatinado como tramposo.

Jiménez, El breve, pasará a la historia sin pena ni, por supuesto, gloria. Quedará en los anales, eso sí, que él es el periodista que ha descubierto la sopa de ajo. Triste bagaje, triste libro, que puede convertirse en un éxito de debate profesional aupado por la falsa progresía que piensa en los medios de comunicación como en una ONG. Lo de las ventas es otra cosa: su edición circula de manera gratuita por los grupos de Whatsapp de todas las redacciones españolas.

 

       11.04.2019

                          ECD CONFIDENCIAL DIGITAL

    

Arde ‘El Mundo’ con el libro de David Jiménez: se anuncian desmentidos y querellas

  Varios periodistas niegan la veracidad de algunas revelaciones del ex director. Le acusan de incumplir el secreto profesional y de airear interioridades de la empresa

Los tiempos más turbulentos de El Mundo han vuelto a la actualidad por la publicación de ‘El director’, el libro en el que David Jiménez cuenta el año en el que ejerció como máximo responsable del periódico de Unidad Editorial, entre abril de 2015 y mayo de 2016.

Jiménez, que era hasta ese momento corresponsal del diario en Asia, fue designado por el consejero delegado del grupo, Antonio Fernández-Galiano, para sustituir a Casimiro García-Abadillo. Se trataba del segundo cambio en la cúpula del periódico en poco más de un año. En enero de 2014 se había producido la destitución de Pedro J. Ramírez, fundador del diario en 1989.

En ‘El director’, David Jiménez no sólo relata su experiencia durante esa etapa. El libro incluye también un ajuste de cuentas con una serie de profesionales que, a su juicio, “boicotearon” sus planes para modernizar El Mundo y convertirlo en un periódico volcado en lo digital.

   Presuntas identidades

El ex director utiliza seudónimos cuando alude a determinados ‘enemigos internos’. Emplea motes como “El Cardenal” o “el nuncio de Milán”, agrupa a periodistas veteranos bajo el sobrenombre de “Los Nobles”, que, asegura, ofrecieron una dura resistencia a sus planes más revolucionarios, e incluye a personajes como “La Digna” “Money”, “Asuntos internos”, “Woodward”, “El Reportero”, “El Viti”, “El sindicalista”, “El dos”, etc.

Personas del periódico consideran que con esos seudónimos se identifica, entre otros a Fernando Lázaro, Carlos Segovia, Lucía Méndez, Pedro Simón, Antonio Lucas, Esteban Urreiztieta, Rodrigo Sánchez y, por supuesto, el presidente, Antonio Fernández-Galiano.

El propio Jiménez ha explicado públicamente que el libro no es contra El Mundo, sino “contra quienes por codicia y ambición destruyeron su espíritu original, y quienes se vendieron a los despachos a cambio de preservar o aumentar sus privilegios”.

   Se anuncian desmentidos y querellas

A raíz de la publicación de ‘El director’, la redacción de El Mundo ha entrado en convulsión. Muchos periodistas han mostrado su indignación a través de Twitter, donde han criticado a Jiménez, acusándole de mezclar cotilleos con inexactitudes, y de relatar “hechos retorcidos hasta convertirlos en falsedades” para justificar “su propio fracaso”.  

Varios redactores niegan la veracidad de algunas revelaciones del ex director, y le acusan de incumplir en otros casos el secreto profesional y revelar interioridades de la empresa.

Fuentes de la redacción de El Mundo confirman a Confidencial Digital que un numeroso grupo de periodistas del diario están dispuestos a actuar contra David Jiménez por lo publicado en el libro. Aunque aún no hay nada decidido, estas fuentes aseguran que en la redacción se están barajando dos opciones: publicar un desmentido o presentar varias querellas.

Por un lado, los periodistas se inclinan por redactar una amplia carta firmada, donde se describan, punto por punto, lo que consideran las mentiras del libro. Cada periodista que haya sido testigo de alguna inexactitud podrá relatar la verdad de los hechos para dejar clara cada falsedad.

La segunda opción es recurrir a la vía judicial. Los periodistas aludidos presentarían querellas de forma individual, por considerar afectada su reputación y en defensa de su derecho al honor. Tal y como explican estas fuentes, aunque el autor utilice seudónimos, muchos periodistas aseguran que han sido claramente identificados y hay jurisprudencia que permite condenarlo.

No es la primera vez que los periodistas de El Mundo cargan contra David Jiménez por escrito. Ya lo hicieron en 2016, cuando Jiménez denunció, tras su despido, que había recibido presiones de Galiano y relevó supuestas injerencias del presidente de Unidad Editorial.

Al final del libro, Jiménez explica que había firmado una cláusula de confidencialidad con la empresa. La cuestión es si la ha incumplido o no y si Unidad Editorial presentará una demanda por ello.

ECD se ha puesto en contacto con un portavoz oficial de Unidad Editorial, que asegura que la compañía no va a pronunciarse sobre la publicación de ‘El director’. A día de hoy no está previsto presentar una demanda, o formular un pronunciamiento público sobre la obra.

   “Atribuye su fracaso a la redacción”

Desmentidos y acciones judiciales al margen, el libro ha provocado –como se ha dicho- una auténtica conmoción en la redacción del periódico. Con el paso de los días, los periodistas están dejando traslucir su opinión sobre su contenido. Incluso ha habido redactores que han utilizado blogs y columnas de opinión para arremeter contra él.

Hay episodios que bastantes trabajadores de El Mundo conocen por haberlos vivido de primera mano, y aseguran que Jiménez miente o distorsiona los hechos, “contándolos a su manera”.

Otros lo califican como un “pésimo director” que lo que ha hecho es ”atribuir su fracaso a la redacción del periódico”. Culpa a los demás, añaden, del “desastre” que generó en El Mundo durante esos trece meses.

Uno de los actuales responsables de la cabecera aclara que David Jiménez fue nombrado en abril de 2015 pero empezó en mayo. Ese mes de abril, el periódico estaba por encima del presupuesto en ingresos y se contrataron a 21 personas –todo el equipo de Papel y de datos-. Además, la redacción se encontraba en unas condiciones económicas muy buenas para lo que era aquel año.

En el mes de septiembre, Jiménez acumulaba ya un 22% de caída media de venta en quiosco, y El Mundo se había situado 12 millones por debajo del presupuesto. En diciembre, la situación se volvió insostenible y Unidad Editorial tuvo que empezar a despedir a gente. A principios de 2016 siguió la sangría, hasta que se confirmó el ERE en ese mes de abril.

   Periodistas muy fastidiados

ECD ha podido recabar el testimonio de ex compañeros de Jiménez que no han querido pronunciarse sobre esta polémica. Hay periodistas que entablaron una cierta amistad con él y que ahora, aseguran, están “muy fastidiados”.

Otros redactores veteranos han intentado hablar con él para tratar de comprender qué le ha llevado a escribir el libro. Algunos, que lo consideraban amigo y compañero, le han explicado que no se lo piensan leer, y que prefieren “que este asunto quede en el olvido cuanto antes”.

Este confidencial se ha puesto en contacto con David Jiménez para conocer su postura acerca de la indignación de los periodistas de El Mundo sobre el libro que ha publicado.

El ex director del diario generalista de Unidad Editorial explica que en el libro “se habla con admiración” de muchos de sus ex compañeros y de lo que El Mundo ha significado para este país. “Los periodistas no estamos exentos de crítica: precisamente porque la ejercemos debemos aceptarla. Es solo un libro, nada más. Con luces y sombras sobre el periodismo”.

El periodista añade que “quienes salen peor son los directivos que han despedido a la mitad de la redacción y alejado al diario de su espíritu original. A ellos deberían ir dirigidas las quejas, no al director que defendió los principios de El Mundo y fue despedido por ello”.